Como miembro de Big Thief, el artista texano
brilla creando armonías de guitarra con pocas notas y acordes esbozados -como
si de simples arreglos se tratara- En su tercer disco en solitario y sin
abandonar su distintivo sello, las melodías se expanden arropadas por una banda
que, de manera cálida y discreta, le permite ralentizar los espacios y
recrearse con elegancia en las seis cuerdas rasgadas o punteadas, hasta incluso
dejarse llevar por los terrenos de la distorsión nerviosa. Instantes éstos en
los que, como sideral cowboy eléctrico, irradia vitalidad entre atmósferas de
extrovertido country-pop de rápido enganche: sobresaliente y vibrante «Haunted
Mountain», oscilante «Cyclades», simpático «Under Dunes» o inquieto «Where
you’re coming from». Su afectada y dylaniana voz se crece además en
preciosistas y emotivos momentos de clasicista intimidad: «Lullabies»,
«Lagrimas» o «Raimbow» que cierran una obra con el amor como protagonista, el
que vive Meek… en su mejer momento artístico.
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