En su sexto disco el quinteto canadiense no cede
en su ímpetu hardcore, pero experimentan en el modo de producirlo. A su guitarrista Mike Haliechuk
se le ocurrió la idea de grabar el disco en un día, así que se encerró “solo”
en el estudio para escribir y grabar diez canciones en tres sesiones de ocho
horas para, posteriormente incluir baterías y voces, pero sin saber lo que se
iban encontrar hasta entrar a grabar.
El resultado es un disco que habla sobre
cómo vemos pasar el tiempo en nuestras vidas… envuelto en sonidos urgentes e instantáneos que junto a su habitual rabia y
velocidad provoca una sensación de vértigo “sólo” atenuada por la fuerte presencia
de melodías en diferentes versiones, siempre aguerridas eso sí. Épica y
batallera «Huge New Her» enfadada y progresiva «Lords
of Kensignton» o en fraternal taberna
irlandesa y “cliché” punk inglés «Nothing inmortal» que resplandece incluso en el
estallido emocional de «One day» o «Cicada» con Thin Lizzy y Bob Mould como
referencia.
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