Con los entrecortados guitarrazos Robert
Earl Thomas seguidos de la acogedora voz de Molly Hamilton en la canción que da
título a su último disco «The
Jacket», los de
Brooklyn comenzaron una actuación marcada por los contrastes, los de unas
canciones que se iniciaban entre el íntimo sosiego de los acordes templados,
avanzaban entre punteos afilados pero cristalinos y en algunas de ellas culminaba
en fogosos arrebatos instrumentales a los que la batería (de insistentes y muy
marcados ritmos) se unía con entusiasmo.
Contraste entre un público que los recibió con un
respeto solemne en su silencio y atención, embaucado por la hipnótica «Gun Shy» de su homónimo
primer disco, o la embriagadora «While You Wait» con el mellotrón como sutil protagonista,
desperezándose tímidamente al ligero trote con «The Good Ones» y «Plum», ambas del anterior disco, para… mostrar su ánimo y predisposición con
«Slow Down» y «The Drive», punto de
inflexión con su aluvión de variados punteos y demás arreglos instrumentales
con los que algunos, incluso aullaron. Extrovertidos momentos que se fueron
desbordando de forma contenida en la alegre y más pop «All Yours»
Contraste ente el progresivo galope de «Forget it» que
recordó a Dean Warehan-Luna y el sedoso susurro de «True Blue» que hizo
lo propio con Hope Sandoval-Mazzy Star concluyendo en la árida tensión de la
inquietante «Eveyting Is Simple»
Contraste en el final, con la pausada «Harsh realm» que Molly,
cercana gestualmente pero poco habladora, presentó como una canción de hace
doce años (volviendo a su estreno discográfico) y «Money»
que en su parte final se desparramó en un torbellino de distorsión eléctrica
con la que concluyó algo más de una hora de actuación que supo a poco.
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