El aislamiento de un hospital en Bélgica unirá tan distintas
personalidades hasta el punto que… un lamentable aunque hecho llevará a María
a emprender un viaje de vuelta a España, pero no a su ciudad natal, León sino a
la de Verónica… Almería. Lugares que también ayudan a entender a las
protagonistas más allá de diferencias de edad o conexitos sociales.
María realiza un viaje en busca de las raíces de Verónica,
pero poco a poco, esta pequeña epopeya va a destapar sus dudas vitales. En
pequeñas dosis y muy bien dirigidas, pues desde el inicio de la historia la
protagonista muestra, incluso físicamente, indicios de inconformismo o duda
vital, agudizado por la frialdad reflejada en una anodina ciudad belga en al
que predominan los espacios cerrados. Dichas dudas se revelan en cada episodio
(algunos divertidos) de la odisea que transcurre en los luminosos espacios
abiertos del Cabo de Gata en los que María se cuestiona su vida anterior… y su
inminente futuro.
Un viaje emocional en el que… más que la tristeza, es la
melancolía la que acompaña el semblante de María, narrado a ritmo pausado,
contemplativo incluso, y sin sobresaltos. Historia sencilla de personajes
cercanos, los que se cruzan en el camino de esta humilde heroína que avanza
dubitativa en un lugar que desconoce. Final un tanto alargado aunque con una escena final que
refleja lo que no ha sido la vida de María y que quizás aún pueda ser…
posiblemente gracias aunque involuntariamente, tras conocer a Verónica e
iniciar este viaje hacia el pasado de la joven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario