Nuestro protagonista desde su posición de médico defiende los postulados básicos de su profesión: el triángulo básico formado por la higiene, sanidad, educación no sólo para los económicamente favorecidos sino como parte del desarrollo de las personas que no alcanzan el amparo mínimo para la subsistencia. Una defensa de la vida que le generará ser acusado por unos y otros tanto de comunista como de fascista.
Es además un retrato familiar que expone las dificultades que acarrea educar al margen del entorno social imperante en la sociedad que nos rodea, ya sea Medellín en el pasado siglo o la que el espectador imagine en cualquier espacio y tiempo.
Bien narrada, filmada y muy bien fotografiada, dotando de color iluminado en tonos cálidos la primera parte de la historia, la que ocurre en los años 70’ con la numerosa familia viviendo las muchas alegrías cotidianas junto a algunas trágicas penas, y utilizando el blanco y negro en la segunda parte, la que corresponde a los años 80’ en el que las situaciones se van tensando mientras aumenta la carga dramática.
Excelente trabajo de Javier Cámara cuyo personaje convence en su desarrollo, tanto como padre como médico transformando su compromiso profesional y familiar hacia posiciones colectivas reflejadas… no solo en sus actos, sus palabras y discurso, sino en sus silencios.
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