La angustia se refleja inicialmente en la portada del quinto libro publicado por este alemán de nacimiento, aunque educado en Oxford y criado en varias ex colonias británicas. En los bloques que forman el muro que da título al libro, aparecen inquietantes y explicitas sentencias sobre la vida y el paso del tiempo en el mismo.
Perfecto gancho visual para adentrarnos en el interior de esta distopía más cercana a la realidad actual que a la ficción. Narrada con fluidez y descripciones tensas y emocionantes, tanto de personajes como de situaciones, nos presenta un muro de 10.000 kilómetros que recorre la costra británica y vigilada por los Defensores para protegerse de los Otros después del Cambio, catástrofe ocurrida a nivel mundial no definida, aunque se intuye desastre natural, y que provoca una subida generalizada del nivel del mar y en consecuencia la deriva de parte de la humanidad.
Metáfora de un mundo en el que las fronteras crecen sin freno, tanto las políticas: Europa y África, EE.UU y México o Israel y Palestina, como las sociales y económicas: el choque generacional entre unos padres causantes del Cambio culpabilizados por unos hijos convertidos en Defensores que pueden perder fácilmente la vida en durísimos dos años de servicio en el Muro; la turbia decisión de convertirse en Reproductor en un mundo en el que, pocos quieren continuar el proceso natalicio ante las escasas expectativas y con el Muro como destino irremediable; férreo dominio de la jerarquía encabezada por las élites civiles y militares o, en definitiva... la delgada línea que nos lleva a ser un Otro o un Defensor Brillante aventura que huele a película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario