07 enero 2018

SIDONIE + Rufus T. Firefly (30-12-17) Wizink Centre - Madrid

A estas alturas... no vamos a descubrir a una banda que... con más de veinte años, ha sabido crecer y evolucionar desde el underground más absoluto hasta la comercialidad más... ¿alternativa? Siguen teniendo la motivación, energía y desparpajo de sus inicios, cuando su imaginario sonoro psicodélico cantado en inglés hacía las delicias de una minoría indie, que ahora que facturan excelente himnos pop en castellano para todos los públicos... y eso no es fácil... ¿la fórmula? quizás vivir la música igual que la vida... con espíritu lúdico a la vez que crítico (con ellos mismos los primeros), con dosis de ironía y cinismo, sin tomarse mucho en serio, con capacidad para reírse de lo que les rodea (sobre todo en lo profesional) y de ellos mismos... formulas para preservarse del halago infundado... Y así pusieron punto y final a la gira de 'El peor grupo del mundo' actuando como viven... con una fiesta madrileña en fechas señaladas y con todo vendido.

Como una hermandad en cena de empresa navideña Marc y Jes junto a los músicos de apoyo: Edu Martinez (teclados), Víctor Valiente (guitarra) y Ramiro "Rams" Nieto (percusión) comenzaron rodeando a Axel en la batería y haciendo sonar las panderetas cual villancico pop para empezar de forma previsible, pero deseada con "Os queremos" himno perfecto que continuó con la energía de "Mi baile de viernes" para bajar algo las revoluciones y dosificar ritmos y arritmias ¡ que estas fechas pasan factura ! con 'La costa azul' y "Sierra y Canadá (historia de amor sincrónico)"

La banda se divertía, sobre todo Marc que sin ningún sentido del ridículo montó su particular show enseñando el ombligo contantemente, ensañado sus calzoncillos rojos para presentar "Yo soy la crema" y recorriendo la pasarela que se adentraba desde el escenario hacia el público cual Mick Jagger. No faltó el momento para agradecer al público su presencia en fechas tan señaladas, alegrándose por hacerles un hueco entre familiares, parejas, amigos... y estar allí con ellos.

Continuaba la fiesta con la emocionante "No se dibujar un perro" aparecieron los carteles con la letra de la canción emulando a Dylan en "Subertranean homesick blues" para continuar con "Mi garganta" con solo de batería incluido... ¡ como en los conciertos heavys ! y con el gran himno pop que da título al disco y a la gira "El peor grupo del mundo".

La única versión "LN Granada" sirvió para recordar e insuflar ánimos a Supersubmarina que siguen su lenta recuperación tras el accidente de tráfico, que cantaron junto a un sobreactuado Mikel Izal y excesivo en  halagos con los anfitriones. Breve parón para preparara un mini escenario básico e íntimo en la parte delantera del escenario, conde el trío original interpretó "Por ti" y "Giraluna" las canciones elegidas por los seguidores días antes por internet.

Orgullosos de su pasado, nunca se olvidan de alguno de los viejos temas, cuando el inglés y la psicodelia era su forma de expresión. En esta ocasión la elegida fue "Feelin' down" para seguir con “El bosque" canción clave en la transición de la psicodelia al pop. Una canción que le iba perfecta a Víctor Cabezuelo de Rufus T. Firefly que se marcó un electrizante duelo de guitarras con Víctor Valiente. Una tercera colaboración era la de Leiva comentó Marc, pero no pudo ser por un inoportuno pinchazo de rueda que le impidió llegar a tiempo.

"Carreteras infinitas" para despedirse hasta los bises que comenzaron con "Un día de mierda" para la fiesta final con "El incendio" y  la también predecible, esperada pero eficaz "Estás aquí". Un prólogo y un epilogo sin prejuicios en un concierto que Sidonie había anunciado que sería histórico y que... quizás no lo fuera... aunque divertirse sin complejos... quizás si lo sea.

Abrieron la actuación los apacentaos Rufus T. Firefly el proyecto de Víctor Cabezuelo (guitarra y voz) y Julia Martín-Maestro (batería) que presentaron 'Magnolia' cuyas melodías  nos hicieron viajar  entre el rock progresivo y la psicodelia. Con unas guitarras electrizantes, frenéticas unas veces... más pausadas otras y con una base rítmica que sonó contundente en contrapunto con unos teclados que daban color a canciones como "Nebulosa jade", "Pompeya", Tsukamori" o la final "Río Wolf". Justo lo que se necesitaba para comenzar la fiesta. 

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