Tras siete años de silencio y totalmente por sorpresa (pues no había sido anunicado con anterioridad), se editó a finales del pasado año "Eta edertasunaren lorratzetan biluztu ginen” (“Y nos desnudamos tras el rostro de la belleza”), nuevo disco de Lisabö, que parece tendrá continuidad. Gira de presentación y cita obligada es Madrid, donde tienen una pequeña pero muy animosa afición que no paró de moverse desde que sonó "Errautsarn bezpera" (La víspera de la ceniza), la “intro” ambiental que abre el último disco. Pero para que haya cenizas primero tiene que haber fuego... y vaya si lo hubo... ¡ fuego y ríos de lava !
Se presentaron en su reaparición en formato sexteto (llegaron en sus inicios a ser ocho y con dos baterías), con tres guitarras a cual más ruidosa y sucia, con las que avasallaron con un muro de sonido sobre el que se alzaba la voz de Karlos Osinaga... más que su voz... ¡ sus gritos ! con los que conseguía dar aun más dramatismo si cabe a unas canciones que contrastaban con una importante melódica. El drama se convertía en catarsis cuando era secundado por las gargantas de sus compañeros, a la vez que los ritmos se aceleraban machaconamente, para dar pequeños respiros con pasajes intermedios entre una calma hipnótica. Calmas que antecedían a las nuevas tormentas. Se dejaron las entrañas, en noventa minutos de actuación enérgica, visceral y liberadora.
Previo a la tormenta sónica, apareció Anrai, una artista radicalmente alejada a los postulados musicales de Lisabö (lo único en común es la utilización del euskera), que en su día se la reconociera demasiado alegremente como la "PJ Harvey" vasca.¨ y que junto a Karlos Osinaga creó el sello discográfico Bidehuts (organizador del evento). Con una carrera consolidada un tanto a su aire, había ya actuado alguna que otra vez en Madrid (hace más de diez años lo hizo taloneando a Atom Rhumba en El Sol), pero hacía tiempo que no se sabía de ella por estos lugares.
Apareció con banda, y es que los tiempos en los que la guipuzcoana se movía por los terrenos del folk experimental, únicamente con su guitarra y mínimos apoyos instrumentales ya pasaron... y aunque recordó que no le gustaba mucho mirar al pasado, si que recordó algunos de esos momentos, tocando algunas canciones de sus incios. Cantó a dúo con Karlos Osinaga "Epilogoa" de su último disco y emocionó con los medios tiempos atemporales que la caracterizan... al igual que con su particular voz, que parece estar siempre al borde del quebranto.
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