Abruman cada vez más los festivales masivos de música que, al amparo de los patrocinadores, (alcoholeras generalmente) programan sus contenidos pensando en el rédito que los artistas y bandas pueda proporcionar, más que por el interés meramente artístico. Se programa de forma uniforme e incluso algunos festivales se alejan de sus orígenes (especializados en sonidos genéricos) para abrazar un falso eclecticismo con el que llegar a la masa. Bueno, alguien dirá que si así no fuera no podríamos ver a los artistas internacionales del momento (hace unas décadas esto era un erial musical) pero la balanza se desnivela hacia lo lúdico a cualquier con la música como mero telón de fondo.
Dicho esto, hay que celebrar pequeñas iniciativas que parten del mero gusto musical de sus programadores, sin patrocinio público ni privado, sin apoyo mediático y que programa sin complejos y dentro de sus posibilidades... ¡ lo que les da la gana ! Esto es lo que ha hecho Piñata Producciones en Cáceres un fin de semana de música entre amigos, en formato pequeño y acogedor en que en dos horas ya se conoce todo el mundo haya venido de donde haya venido. ¡ Bravo y a seguir !
En cuanto a lo musical, el viernes en la sala Boogaloo abrió un clásico, Lobos Negros, desde Talavera, incombustibles después de más de 30 años de carrera. Luis "Lobo Negro" Martín sigue atacando con energía su guitarra gretsch, para arañar los diferentes géneros del rock como si fuera el primer día, con un repertorio basado en su habitual rockabilly ultracelerado y abierto a sonidos más rockeros, surferos y hasta punkarras. No faltó la excelente adaptación del clásico de Bob Dylan "Highway 61 revisited", entre otras versiones ni el juego de baquetear botellas de cerveza, marcos de las puertas y el casco que Luis se había puesto en la cabeza.
Cerraron la noche los madrileños The Parrots, casi dos generaciones les separan con la banda que les antecedió, su juventud no les impidió conectar con un público más expectante que entregado (que suele ser lo habitual en sus actuaciones en la capital) pero que supieron ganar con un buen repertorio de beat psicodélico con ramalazos garageros que se desbocó con "Demolición" versión del grupo punk peruano de los años 60' The Saicos. Se complementaron bien las dos generaciones para ofrecer una buena noche de rock en su más amplia gama.
El sábado, sesión vermut en la terraza-jardín del Mastropiero, lugar ideal para escuchar a Andrés Herrera Pájaro acompañado sólo por Raúl Fernández, ambos en acústico y a la sombra de un sol radiante de mayo que invitaba a beber cervezas acompañadas de buenas de buenos pinchos y barbacoa. Presentó las canciones de su nuevo disco "Gran poder" en un ambiente de cercana camaradería con la que el sevillano se fue sintiendo cada vez más cómo hasta... completar algo más de dos horas repasando no sólo sus anteriores discos sino su pasado menos conocido y a reivindicar como guitarrista del mítico rockero sevillano Silvio, de quien rescató con acierto "Rezaré" y "Sureños" en la parte final de la actuación. Antes todo una muestra de sonidos fronterizos entre la saeta y el western con arrebatos de rock añejo y un público volcado con la versión que aprese en su último disco de ‘A galopar’ de Paco Ibáñez con letra de Rafael Alberti.
Por la noche, para completar la jornada, de nuevo al Boogaloo con Moonshine Wagon y su enérgica y sudorosa muestra de folk en su versión más punkarra. Los gazteiztarras no dieron tregua con un contrabajo arrollador aderezado por los sonidos de la acústica y un violín frenético. Presentaron "Porca miseria" entre sudor, vapor y alcohol, el vodka de patata que compartieron con alguno atrevidos a las destilaciones básicas. Pocas fuerzas quedaron ya entre los allí presentes, las suficientes para ver a Lizzies las madrileñas que toman el nombre de la banda de callejera de nombre homónimo que aparece en la impagable película de Walter Hill "The Warriors". Remataron la semana con un una buena descarga de hard rock metalero de aires ochenteros... con momentos muy macarras pero también muy melódicos... como mandan los cánones.
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