A estas
alturas... no vamos a descubrir a una banda que... con más de veinte años, ha
sabido crecer y evolucionar desde el underground más absoluto hasta la
comercialidad más... ¿alternativa? Siguen teniendo la motivación, energía y
desparpajo de sus inicios, cuando su imaginario sonoro psicodélico cantado en
inglés hacía las delicias de una minoría indie, que ahora que facturan
excelente himnos pop en castellano para todos los públicos... y eso no es
fácil... ¿la fórmula? quizás vivir la música igual que la vida... con espíritu
lúdico a la vez que crítico (con ellos mismos los primeros), con dosis de
ironía y cinismo, sin tomarse mucho en serio, con capacidad para reírse de lo
que les rodea (sobre todo en lo profesional) y de ellos mismos... formulas para
preservarse del halago infundado... Y así pusieron punto y final a la gira de 'El
peor grupo del mundo' actuando como viven... con una fiesta madrileña en fechas
señaladas y con todo vendido.
Como una
hermandad en cena de empresa navideña Marc y Jes junto a los músicos de apoyo:
Edu Martinez (teclados), Víctor Valiente (guitarra) y Ramiro "Rams"
Nieto (percusión) comenzaron rodeando a Axel en la batería y haciendo sonar las
panderetas cual villancico pop para empezar de forma previsible, pero deseada
con "Os queremos" himno perfecto que continuó con la energía de "Mi
baile de viernes" para bajar algo las revoluciones y dosificar ritmos y
arritmias ¡ que estas fechas pasan factura ! con 'La costa azul' y "Sierra
y Canadá (historia de amor sincrónico)"
La banda se
divertía, sobre todo Marc que sin ningún sentido del ridículo montó su particular
show enseñando el ombligo contantemente, ensañado sus calzoncillos rojos para presentar
"Yo soy la crema" y recorriendo la pasarela que se adentraba desde el
escenario hacia el público cual Mick Jagger. No faltó el momento para agradecer
al público su presencia en fechas tan señaladas, alegrándose por hacerles un
hueco entre familiares, parejas, amigos... y estar allí con ellos.
Continuaba
la fiesta con la emocionante "No se dibujar un perro" aparecieron los
carteles con la letra de la canción emulando a Dylan en "Subertranean
homesick blues" para continuar con "Mi garganta" con solo de
batería incluido... ¡ como en los conciertos heavys ! y con el gran himno pop
que da título al disco y a la gira "El peor grupo del mundo".
La única
versión "LN Granada" sirvió para recordar e insuflar ánimos a
Supersubmarina que siguen su lenta recuperación tras el accidente de tráfico,
que cantaron junto a un sobreactuado Mikel Izal y excesivo en halagos con los anfitriones. Breve parón para preparara
un mini escenario básico e íntimo en la parte delantera del escenario, conde el
trío original interpretó "Por ti" y "Giraluna" las
canciones elegidas por los seguidores días antes por internet.
Orgullosos
de su pasado, nunca se olvidan de alguno de los viejos temas, cuando el inglés
y la psicodelia era su forma de expresión. En esta ocasión la elegida fue "Feelin'
down" para seguir con “El bosque" canción clave en la transición de
la psicodelia al pop. Una canción que le iba perfecta a Víctor Cabezuelo de
Rufus T. Firefly que se marcó un electrizante duelo de guitarras con Víctor
Valiente. Una tercera colaboración era la de Leiva comentó Marc, pero no pudo
ser por un inoportuno pinchazo de rueda que le impidió llegar a tiempo.
"Carreteras
infinitas" para despedirse hasta los bises que comenzaron con "Un día
de mierda" para la fiesta final con "El incendio" y la
también predecible, esperada pero eficaz "Estás aquí". Un prólogo y
un epilogo sin prejuicios en un concierto que Sidonie había anunciado que sería
histórico y que... quizás no lo fuera... aunque divertirse sin complejos...
quizás si lo sea.
Abrieron la
actuación los apacentaos Rufus T. Firefly el proyecto de Víctor
Cabezuelo (guitarra y voz) y Julia Martín-Maestro (batería) que presentaron
'Magnolia' cuyas melodías nos hicieron viajar entre el rock
progresivo y la psicodelia. Con unas guitarras electrizantes, frenéticas unas
veces... más pausadas otras y con una base rítmica que sonó contundente en
contrapunto con unos teclados que daban color a canciones como "Nebulosa
jade", "Pompeya", Tsukamori" o la final "Río
Wolf". Justo lo que se necesitaba para comenzar la fiesta.