Tercera entrega de esta necesaria colección que analiza los mas relevantes discos de la música española de las últimas dos décadas, intentando cubrir un genero yermo en nuestro país, el del ensayo musical patrio. Tras "Omega" de Enrique Morente y Lagartija Nick y el posterior "Una semana en el motor de un autobús" de Los Planetas, tiempo para otro artista que, con personalidad, marca distancias con sus compañeros de generación. Nacho Vegas rompe con su contexto y se lanza al vacío de una carrera musical incierta del que saldrá finalmente fortalezido. Este ensayo analiza los distintos hitos vitales que conforman su obra artística, marcando este disco, que da nombre al libro y su año de publicación (2003) como el inicio de un despegue salvaje sin posibilidad de retorno inmediato.
El libro se estructura en pequeños capítulos facilitando así el acceso no sólo al conocedor de sus discos, sino a cualquier curioso que se acerque a ella. En primer lugar se expone un contexto social y político que confluye en lo cultural... cuya consecuencia es la aparición del concepto de "indie" y su supuesta versión local el "Xixon sound". Nacho Vegas esta inmerso en ese concepto en sus comienzos musicales con Eliminator Jr. y Manta Ray.
La política española reflejada en el desencanto de la izquierda, el desmantelamiento de las bases sociales, la reconversión industrial (mejor dicho desmantelamiento como refleja el libro) asturiana... marcan dicha generación con un concepto igual de interesante que discutible, el de "Cultura de la Transición" que el autor argumenta y defiende para explicar el fenómeno "indie" alejado de la política y ensimismado en el hedonismo cotidiano del no ha futuro. El contexto personal también se imbrica en el terreno político, pues la complicada relación con su padre es motivada en parte a la implicación políticas de éste.
La segunda parte aborda, con algo más de desorden los conflictos que le estallan a Nacho Vegas en su inicio como solista. La incomprensión (del público indie, que no de crítica) ante su nuevo proyecto como solista. Las relaciones de pareja, el sexo y la ambigüedad inicial, las drogas sobre todo la heroína una droga en desuso en su generación, los personajes con los que convivió, su novia, sus compañeros de banda y nocturnos... y como todo ello queda reflejado en "Cajas de música difíciles de parar"
Destaca sobre todo el epígrafe dedicado al personaje. Se muestra las diferentes caras de un tímido extremo y su relación con todo lo que rodea a su música. No acabamos de conocer al personaje real, una lástima, aunque quizás no sea este libro para ello, pero si al personaje que se viste de maldito en entrevistas y apariciones públicas una vez va escalando posiciones en la farándula pop, y también se nos muestra al personaje de sus canciones que reflejan un mundo sórdido de heroína, opresión y violencia psíquica, sexo escabroso...
... aunque de todo ello está salpicado "Cajas de música difíciles de parar" hay en el disco algo más que no reflejan estas páginas. El que esto escribe probablemente sufra de un exceso de literalidad y desconocimiento de las drogas, por ello ve dosis de amor y desamor en estado puro, parajes que incitan a la reflexión personal y honestidad brutal donde otros ven lo evidente.
Cerrando con el capítulo del personaje, en este caso real, el autor defiendo al artista como pionero en ese salto al vacío que supone esta catarsis de sentimientos. Nacho Vegas descerraja la vacuidad de sentimientos de los grupos "indie" de su generación, abriendo puertas luego exitosamente explotadas... cierto pero olvida otros depredadores de almas propias como Corcobado al que Nacho Vegas conocía (Manta Ray con Nacho aun en sus filas hicieron un disco conjunto), Carlos Desastre (713avo Amor) o Javier Almendral (Vírgenes Adolescentes). También encontramos algunas divertidas vivencias, como las protagonizadas con una Chan Marshall (Cat Power) en pleno delirio, en un festival de música en Portugal.
Contexto y peonaje analizados a conciencia, en menor medida proceso de grabación y músicos que le rodeaban , se hecha en falta hablar más de las canciones en si como así hace en "Canción de palacio #7", "Gang Bang" y "El Ángel Simón", pues como el autor defiende marcaron un antes y un después.
Breve epílogo de Fernando Alfaro (Surfin Bichos y Chucho) que como alma casi gemela del asturiano, tilda el disco de un auténtico colpaso de emociones.
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