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21 octubre 2012
WILCO (16-10-12) Palacio de Vistalegre - Madrid
Tercera y última de las noches de los denominados Conciertos Sublimes, actuaciones que, dentro la gira española trata de ofrecer algo más que un directo al uso: aforos limitados... lugares diferentes... regalo de un póster exclusivo de dichas actuaciones gratis con la entrada... buena idea aunque en el caso de Madrid fracasó por lo fundamental, el espacio elegido. Lo que el nombre esconde, en la realidad es un pabellón de deportes que, aunque se rodeó para la ocasión con pantallas de tela que hicieran del recinto algo más íntimo, no pudo evitar los constantes ecos de sonido que deslucieron la actuación...
... el propio Tweedy se quejó (algo raro en él) de la locura en el que se había convertido el escenario preguntando al público si oían bien, llegó incluso a tocar una nota que siguió con la mirada como rebotaba de un lado a otro del abovedado lugar. A pesar del pésimo sonido, los de Chicago consiguieron sobreponerse a ello y hacernos olvidar. La calidad de la banda es tal, que consiguen sacar sonido del lugar... gracias a su talento y a posiciones más avanzadas cerca del escenario, las canciones se fueron haciendo más audibles.
Con un inusual retraso (los accesos de entrada y sobre todo de salida tampoco fueron los más adecuados) Jeff Tweedy al frente de la banda, casi escondido en su habitual sombrero y poco hablador, casi no lo hizo hasta la mitad del concierto y en ocasiones divertido aunque incómodo por algunas propuestas del público de las primeras filas (se enredó en un extraño dialogo marciano con alguno de ellos) abre con "Ashes of american flags", inquietante e intima, superando por su emoción los primeros retumbes de de batería. A continuación "Art of almost" y "I might" dos canciones del nuevo disco "Whole love" (que presentaban y del que tocaron seis canciones). El desmán sónico llegó a ser hiriente en ambas canciones ya de por si poco oportunas en su versión de estudio, sobre todo la segunda con unos arreglos que rayan lo estridente. No aportaron demasiado al repertorio de directo por muy aclamadas que fueran.
No presagiaba la noche pasar a la historia... pero la maraña de ecos se adapto mejor a las siguientes canciones "At least that what you said", "Spiders (Kidsmoke)" e "Impossible Germany", interpretaron como nunca la primera, hicieron una mezcla estupenda entre la versión acústica y la original en la segunda y el torbellino instrumental domó el caos en la tercera... traca festiva final al margen, fueron estos minutos los mejores de la noche.
La banda tiró también de melodías, unas más powerpoperas "Born alone" (de las que tocaron de su último disco, sonó de lo mas entonado junto a Dawned on me) o Box full of letters" (no se olvidaron de su primer disco "A.M".) otras más clásicas como "Hummingbird", "Kamera" o "Passenger side (las dos últimas una sorpresa en su actual repertorio volviendo a los orígenes en el caso de la segunda), para volver a tirar de banda con las guitarras y teclados haciéndose de nuevo notar hacia el final, con clásicos como "Heavy metal drummer", "I'm the man who love you" y "A shot in the arm" (aclamadísima).
Los bises comenzaron con "Via Chicago" y su tempestuoso caos instrumental que siguen ejecutando de forma magistral y "Jesus etc." donde volvieron a impresionar por su equilibrada cadencia emotiva. El estallido festivo vino con las "Hate it here", "Monday" y "Outtasite (outtamind)" ambas de su segundo disco "Being There" del que se habían olvidado hasta ese momento y el trallazo en que se convirtió "I'm Wheel". Para entonces pocos se acordaban ya de los problemas de sonido, pues la energía de esas canciones podía con todo. La vacilona "Hoodoo Woodoo" fue la guinda al pastel una canción firmada por Wilco y Billy Bragg que aparecio en el primer volumen de los dos que formaban Mermaid Avenue a finales de los 90'.
No fue un concierto sublime pero si una buena actuación, en la que Wilco supieron tocar todos los palos que dominan (y son muchos) con soltura, tirando de oficio, pero también manejando las emociones, con repertorio sobrado de canciones que gestionaron con acierto en las dos horas de actuación.
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