De nuevo nos basta esta versión "Experience" para reencontrarnos de nuevo (o descubrir) este "Wish you were here" que se editó originariamente en 1975 después de "The dark side of the moon". Un disco en el los Floyd siguen con un alto nivel compositivo y de compromiso mutuo. El octavo y este noveno disco marcan el cenit de la banda en la primera mitad de la década de los 70' En España con un éxito incluso mayor que su predecesor, los aficionados se decantan entre uno u otro como disco emblema de la banda.
El primer disco con el original íntegro, en el que de nuevo los sintetizadores y máquinas parecen salir mejor paradas con la remasterización, sobre todo en la recargada "Welcome to the machine", igual que su pieza principal el homenaje a Syd Barret que es "Shine on you crazy diamond" y sus nueve partes, repartidas al principio y al final del disco. "Have a cigar" suena orgánica y marca aun más la diferencia con respecto al resto de canciones más progresivas incluso algo más sinfónicas, que vuelven incluso a los sonidos previos a "The Dark side..." La canción que da título al disco también brilla sobre todo con la voz y la guitarra acústica de Gilmour. Los coros y arreglos de saxo también salen bien parados.
El segundo disco, en este caso no llega al anterior, aunque curiosamente recoge canciones en directo del mismo concierto en Wembley que aparecía en el segundo disco de "The dark side of the moon". "Shine on the crazy diamond" con el que abrieron la actuación, no había sido grabado aun y suena como ensayo bastante acertado de 20 minutos de duración, pero las siguientes "Raving and droling" y "You've got to be crazy" principalmente instrumentales aunque con letra, suenan progresivas pero aunque en su versión más fría. Fueron ensayos de "Sheep" y "Dogs" canciones que posteriormente formaron parte del disco "Animals" en 1977. "Wine glasses" es una breve e intrascendente rareza y al final se gana interés con una versión alternativa de "Have a cigar" y una curiosa versión de "Wish you were here" con el afamado y ya fallecido violinista francés Stephen Grappelli dándole un interesante aire folk a la canción.
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