Último día de Azkena y el más variado con propuestas diferentes, aparecen las melodías y el hard cede terreno en esta última jornada. Los tres escenarios a pleno rendimiento y dificultad para verlo todo. Aun así, esta vez si desde bien pronto viendo conciertos. New Bomb Turks, consiguieron congregar a mucha gente a pesar de lo temprana de la hora y el calor. Buena actuación con la que consiguieron sentaros a todos con su última canción. Demostraron que el punk rock garajero tiene todavía fieles seguidores.
Avett Brothers, todavía con el calor de las primeras horas de la tarde, fueron una de las sorpresas. Otra de las mejores actuaciones, ganándose al respetable a base de folk rock de guitarras con múltiples arreglos. Las flautas sonaron idílicas según avanzaba la tarde y los juegos de voces de los hermanos Scott y Seth funcionaron a l a perfección mientras sonaban guitarras y banjos. Muchas melodías a veces áridas otras más campestres y algún ramalazo de blues punkarra sirvieron para dejar un gran sabor de boca en una audiencia agradecida y empezar una buena tarde.
Band of Horses, tuvieron que lidiar también con el sol de la tarde, algo que no pareció importar a su líder Ben Bridwell que se dejó la piel en la última fecha de los de Seattle en nuestro país. Se mostró carismático y convincente en su propuesta entre folk rock aguerrido y melodías de guitarra épica cercana al pop hipnótico. Con "Factory" y "No one's gonna love you" , la temperatura aumentó aun más si cabe. Gran actuación.
Con la tarde dando un respiro Gregg Allman agrupó (como venía siendo habitual desde ya pronto esta jornada) gran cantidad de gente. El fundador de los Allman Brothers no decepcionó y ofreció un sobrio recital de country, blues pantanoso y toques souleros para saborear despacio, Sin prisa fue alternando bastantes clásicos de su banda original con las de su carrera en solitario. Otro gran momento.
Bright Eyes, fue el momento "indie" de la recién llegada noche. Los sintetizadores y teclados dominaron a las guitarras y la carpa se inundó de rock oscuro, la épica en la voz de Conor Oberst también contribuyó a ellos. Las guitarras sonando como un muro de sonido pusieron también su punto "dark". Aunque parecía que estábamos en otro tipo de festival, funcionaron bien.
Llegó el plato fuerte y no defraudó Brian Setzer's Rockabilly Riot, se convirtió en la actuación del día y probablemente la del Festival. El ex-Stray Cats, dividió la actuación en tres partes, a la vez que se retiraba el telón de fondo y cambiaba el logo. De inició su banda actual los Rockabilly Riot con los que comenzó ya un auténtico fiestón de baile sin parar. Cuidando la imagen de todo lo que en escena aparece, y la suya propia ¡ como no ! apareció con un llamativo traje verde de solapas igual que el guitarrón Gretsch que hacía sonar a las mil maravillas. Baile y más baile tras entrega enérgica del experimentado neoyorkino. Caía el telón y aparece una banda nueva, con Slin Jim Phantom, ex-Stray Cats, en la batería, siempre de pie sacando muchísimo sonido de un bombo, mínima caja y charles. En la parte final, los músicos de ambas bandas juntos, todos ellos acabaron subidos a sus instrumentos, en un auténtico duelo de baterías y sobre todo, sobre todo de contrabajos que hicieron las delicias de un público que olvidó el cansancio y se dejó los últimos gramos de energía en un final de traca donde no faltó "Rock this town"
Tras el frenesí anterior, Paul Weller lo tenía difícil para mantener el nivel, y aunque no alcanzó las cotas alcanzadas por el ex-Stray Cats, el ex-Jam cumplió, sobre todo por que no levantó de inició grandes expectativas, no era este, por público, un festival para ello. El británico se esforzó y se mostró versatil y efectivo tanto en las guitarras "Wake up the nation" como en los teclados "Piece of a dream", ambas canciones aun siendo de su último disco, sonaron a clásicos, como Star! de los Jam que encendió los ánimos. Hubo curiosos acercamientos a la psicodelia y algún momento más bajo, más por la hora (debió haber actuado más temprano).
Para finalizar y tras un lamentable retraso de casi tres cuartos de hora (la puntualidad en general fue sobresaliente) , se hizo duro, ya con la madrugada avanzada esperar a Thin Lizzy. Nada que ver con lo esperado, una banda autocomplaciente con su propio legado que debería cambiar de nombre (no queda nadie de los fundadores, aunque han pasado tantos músicos que históricos si había) y que sonó atronadora en el peor de los sentidos. Si en todo el festiva el volumen no fue lo mejor, aquí parece que se resarcieron. Sonaron los clásicos ¡ como no ! "Dancing on the moonlight", "Whisky in the jar", "The boys are back in town"... aunque con un exceso de insturemntación en los arreglos y volumen que no hace honor a las originales, exceso de virtuosismo en unos músicos que parecían reivindicarse más ellos que a la propia banda. Mejor su cantante Ricky Warwick, más comedido y proporcionando algo de melodía, típica de los primigenios irlandeses con su voz. No creo que Phil Lynott estuviera muy contento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario