Fría noche de martes, de esas en las que rigor del clima de interior provoca heladas. Se intuía noche intima en el vientre de la ballena pero... como comentaban los tempraneros que esperaban para entrar, sorprendente cola... funcionó de nuevo el boca a boca, reforzado como no por ese excelente tercer y nuevo disco que venían a presentar este quinteto de Rhode Island, "The black dirt sessions"
Dentro ya todos, empezaron con "Choir of Angels", deliciosa pieza de guitarras claras y arpegiadas y coros entre las que se colaba como contrapunto el vozarrón de John McCauley. Parecía que la cosa iba a transcurrir por los territorios del folk y el rock de guitarras luminosas sesenteras que rezuma su disco pero... en las siguientes canciones sorprendieron con canciones de sus trabajos anteriores "Born on a Flag Day" (2009) y sobre todo "War Elephant" (2007), así la sala se convirtió en un recital de guitarras ruidosas y eléctricas, riffs rockeros y hasta guitarras progesivas con toques de distorsión que al final de la actuación se convirtió en desmadre sónico. También espacio para medios tiempos e himnos épicos como la emocionante "Smith Hill"
El personal un tanto atónito, ante la energía rockera a la que se le estaba sometiendo, disfrutó perpleja, aun cuando la mayoría no conocía de estas canciones... además McCauly con unas copas de más, y unas pintas poco acordes a su juvnetud: camisa de leñador, melena descuidada y brillante diente de oro desmadraba entre canción y canción con chistes sobre el idioma español y sus particulares historias. Eso si, no descuidó ni su voz, ni su guitarra, parece que tablas le sobran...
Hasta bien avanzada la actuación no atemperaron los ánimos con "Twenty Miles" otra delicia de folk acústico del disco a presentar y un par de canciones en la que McCauly se quedó sólo en el escenario para presentar lo que parece un tema nuevo "Daydreaming"
Momentos también para el segundo guitarrista Ian O'Neill que cantó un par de canciones y muy buen trabajo el de Rob Crowell en los teclados, que fueron protagonistas cuando los momentos lo requerían, sonando de forma excelente y en segundo plano en buena parte del concierto.
El rock se impuso al folk y aunque tocaron poco del último disco, acabaron "Jesus Christ" una canción del primer disco, que han grabado de nuevo en este último, y con "Merge" autentico trallazo de riffs eléctricos y distorsionados que hicieron que la stoniana simpatía por el diablo revoloteara por la sala, ¡ un clásico del repertorio desde ya !
Cuando pensábamos que no podrían subir más, se marcaron un tremendo bis de versiones. El batería Denys Ryan, también algo chuzo, se puso al micro y MaCauley a la batería para recrear un celebradísimo "Bring it on home to me" de Sam Cooke, de seguido sonaron los acordes surferos de "Sleep walk" de Santo & Johnny que sirvieron de introducción para acabar en plena fiesta con "La Bamba" de Ritchie Valens, más sorpresa para acabar un concierto que, no por inesperado dejo de ser genial.
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