Dedicado ya plenamente a las tareas "profesionales" de la música con su banda Sr. Chinarro, el sevillano, esquivo en el pasado... perenne en la actualidad, se lanza a la escritura con este libro breve y pequeño (tanto de tamaño como de presentación). Son en realidad dos historias: "La mina" y la que da título al libro "Socorrismo" en la que sus seguidores encontrarán parte del habitual imaginario del sevillano, ese costumbrismo entre lo inaudito y surreal que le etiqueta de forma personalísima.
La primera, habla de la vida de un pequeño pueblo minero en el que conviven ingenieros ingleses desarraigados con la población local ancestral, que traen a la mente imágenes de canciones como "El lejano oeste". La segunda, es la peripecia de una pareja de igual nombre pero orígenes distintos y destinos distantes que a bote pronto nos transporta a canciones como "Los amores reñidos"
Si es sus últimas ediciones musicales nos encontramos con un Luque abierto a las historias accesibles en claridad y seguimiento, más allá de ingeniosos juegos de palabras, sobreentendidos e interpretaciones múltiples, nos encontramos aquí una vuelta a su anterior forma de narrar, a los orígenes, parece que escribe de sopetón, entrando sin llamar en este género no explorado aun por el.
Hasta este citado punto de inflexión, en sus textos nunca fue lo conciso una característica del sevillano, más bien juega con lo evasivo y disperso, como ocurre en estas dos historias en que las estructuras se complican en una maraña de subordinadas en las que.. si por un lado puedes llegar a perder el hilo, por otro encuentras en ese pequeño caos una salida en forma de ingenio, chiste ... que sorprendentemente te devuelve a la narración.
Es ahí donde se presenta este hombre en su brillante indefinición, moviéndose entre los terrenos de una historia intemporal costumbrista y popular (no falta el fútbol, las tascas, ni los gobernadores en la primera historia) para romper con alusiones a personajes reales hilarantes (citando las figuras de Hugo Chavez y Manuel Chavez en las segunda historia nos lleva a los mundos de lo dos personajes, Augusto y Augusta).
Entra Antonio Luque en la literatura como un diamante en bruto, sin pulir, despreocupado pero con astucia.
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