Sexta edición de este amable festival que se consolida, apostando por el
recinto Ficoba de nuevo y que crece, con un cartel que se amplía en número de
actuaciones y repercusión de las bandas asistentes. La banda donostiarra Albert
Cavalier abrió los conciertos del viernes en la Plaza San Juan actuaron
tras ellos Rural Zombies y Correos) y también los del sábado ya en Ficoba. No
estaban programados pero bajas de última hora les permitieron una doble
actuación que supieron aprovechar. A las siete de la tarde con un pabellón aún
poco poblado prometieron diversión y así lo hicieron. Sus componentes apenas
sobrepasan los 18 años y de energía, confianza y desparpajo fueron sobrados. Convencieron
a los que poco a poco iban llegando con su propuesta de rock alternativo
noventero de guitarras ruidosas a la vez que melódicas.
El trío jienense de Úbeda, Guadalupe Plata, aún cuando los últimos rayos de
la tarde-noche se colaban por la cristalera que separaba el reciento de
actuaciones, de la zona de descanso y "dijeis", oscurecieron el
escenario para aparecer como formas recortadas entre luces rojas. Una puesta en
escena austera, muy acorde con su propuesta de rock primitivo con tintes de
blues pantanoso y toques de chispeante rockablilly. La mayoría de los allí
presentes alucinamos con las sonoridad del washtub, instrumento que consiste en
una tinaja de lavar grande al que se enganchan un par de cuerdas en el centro
unidas a un palo en el extremo. Mucho ruido con poco. "Calle 24" la
canción que recrea el clásico popular que cuenta que una vieja mató un gato,
fue su momento más aclamado.
En las antípodas se situó el Nacho Vegas, presentando su último, y ya lejano
disco "Resituación". Repaso varias de las canciones de este disco:
"Adolfo Suicide". "Ciudad vampira", "Polvorado",
"La vida manca" y "Actores poco memorables" con la que
presentó además a los componentes de una banda de lujo que arropa con
brillantez su actuación y en la que para estee último disco y gira se ha
incorporado Joseba Irazoki a la guitarra. Intensidad, precisión, emociones
íntimas o compartidas... en simbiosis con un público ya bastante numeroso que
se quedó con ganas de mucho más, pues de la extensa e imprescindible
discografía del asturiano, apenas pudo rescatar "El Hombre que Casi
Conoció a Michi Panero", "Cómo hacer crac", "Perdimos el
Control" o "La Gran Broma Final" con la que se despidió en
apoteosis final.
Llega el turno de los cabezas de cartel, al menos por veteranía, pues por
variedad de las bandas, todas lo fueron. Siniestro Total, repasaron los clásicos
de su repertorio de los ochenta y de los noventa, más algunas canciones
actuales como "Chico de ayer" una canción que toma como referencia a
la canción emblema de Nacha Pop que no pasará a repertorio clásico. Los de Vigo
en directo van a otra velocidad y atrás quedaron los tiempos en que metían
infinidad de canciones en mínimo tiempo. Las canciones de los primeros noventa,
cuando estaban en su cenit artístico "¡¡¡Yo dije Yeaaaah!!!",
"Cultura popular", "¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde
vamos?", "Vamos muy bien", "Todo por la napia" o
"Somos Siniestro Total" con la que des despidieron, se
adaptaron mejor al tempo desacelerado, pero su febril cancionero de los
ochenta, "Diga que le debo" o "Ayatola" no aguantó en
directo. Se vio a Julián Hernández voluntarioso, pero poco convincente como
showman, sin mucha energía, pero... son los Siniestro y así lo hizo saber un público
deseoso de bailarles todo.
La Maravillosa Orquesta del Alcohol, o lo que es lo mismo La M.O.D.A, tras
un excesivo parón tras la actuación anterior, ofrecieron una actuación vigorosa,
llena de músculo, energía y entusiasmo. Los burgaleses elevaron el tono de la
noche a base de ritmos y melodías acústicas entre el rock de taberna, rithm
& blues, y folk fiestero, aderezado con la ronca voz de su cantante.
"Miles Davis", "PRMVR" o " Hijos de Johnny Cash"
casi al final fueron los momentos más celebrados.
Para finalizar, El Columpio Asesino, en las horas canallas, momento perfecto
para que las alimañas de la noche disfrutaran de la densidad y oscuridad de un
sonido trepidante entre sintetizadores y percusiones. Minimalismo machacón con
sedosas melodías en las canciones que presentaron de su último disco
"Ballenas muertas en San Sebastián", como la que abrió la actuación
"Babel", o "Escalofrío", " A la espalda del mar"
y la que da
nombre al disco... creciendo hasta la esquizofrenia. Para el
final "Diamantes", "Perlas" y la inevitable y
esperadísima "Toro" de su anterior disco, sin olvidarse de sus
inicios e influencias con "Vamos" de los Pixies.
Broche final a una variada y frenética noche, en la que el espacio entre
actuación y actuación (algo largo en algún momento) estuvo amenizado por una cómoda
terraza al aire libre con barra y "dijeis" en directo. De los vistos
a primeras horas, hubo bailes con la variada propuesta de pop y rock energético
de Miscelánea Dj que se estrenaba en el País Vasco y el electrorock de Dj
Frik-O